miércoles, 2 de diciembre de 2009

Por incumplimento de Alcaldía de Santa Ana- Magdalena

Poeta se toma y encadena en la Personería

Rafael Medina Brochero, una de las más notables figuras de la poesía colombiana de los últimos tiempos como respuesta a la persecución política, discriminación e incumplimiento de compromisos económicos contraídos desde el año anterior por la alcaldía del Municipio de Santa Ana, desde las ocho de la mañana del día se hoy se tomó la personería de de este Municipio donde a su vez funciona la defensoría del pueblo, se encadenó e inició una huelga de hambre.
Medina Brochero, miembro de la Asociación de Escritores de la Costa y del Parlamento Nacional de Escritores, periodista, licenciado en idiomas y director de la Emisora Comunal de Santa Ana, tomó esa decisión extrema debido a que hace más de un año la alcaldía le ha venido incumpliendo el pago de un trabajo realizado.
- La razón por la que el mandatario no cumple los compromisos es presuntamente por los criterios emitidos a través de meridiana radio, por el contenido ideológico de los escritos realizados por el periodista Rafael Medina
-El alcalde de Santa Ana se burló del procurador provincial de Magangue, de la contraloría departamental, porque evadió al presentar argumento ajeno a la temática y no incluyó el compromiso en el acta.
-El representante del ministerio público en el municipio de Santa Ana Magdalena : Es el doctor Simón Villamizar Benítez, quien será la persona que tendrá que recibir al reclamante.
-Con cadenas en las extremidades superiores, acompañado por el sacerdote Fernando Calleja, quien será el único mediador ante el alcalde municipal de Santa Ana doctor José Luis López Fonseca
El periodista Rafael Medina Tiene a su cargo a dos ancianos y una joven con discapacidad y a pesar de haber manifestado al burgomaestre, éste se niega rotundamente a cancelarle servicios prestados y suministros, pese a que se le ha elevado quejas a nivel de la procuraduría provincial de Magangue y la contraloría departamental del Magdalena.

RAFFAEL CENOBIO MEDINA BROCHERO.- Es autor de los libros “Memorias del Corazón”, “Los Pétalos del Arco Iris”, “Los Eclipses de mi Alma”, “Cartas y Poemas con Sabor Ausencia”, “La Edad del Tiempo” “ Los Sonidos de la Vida” “ Piel Desnuda” “Textos Diversos” “Otras Palabras” “Fabulario” Además de los Himnos “Al Maestro” y “Al Estudiante”, y director de la emisora MERIDIANA RADIO FM 103.4.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Reflexiones de Fidel Castro


La anexión de Colombia a Estados Unidos
Noviembre 06, 2009


Cualquier persona medianamente informada comprende de inmediato que el edulcorado “Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos”, firmado el 30 de octubre y publicado en la tarde del 2 de noviembre, equivale a la anexión de Colombia a Estados Unidos.
El acuerdo pone en aprietos a teóricos y políticos. No es honesto guardar silencio ahora y hablar después sobre soberanía, democracia, derechos humanos, libertad de opinión y otras delicias, cuando un país es devorado por el imperio con la misma facilidad con que un lagarto captura una mosca. Se trata del pueblo colombiano, abnegado, trabajador y luchador. Busqué en el largo mamotreto una justificación digerible, y no vi razón alguna.
En 48 páginas de 21 líneas, cinco se dedican a filosofar sobre los antecedentes de la vergonzosa absorción que convierte a Colombia en territorio de ultramar. Todas se basan en los acuerdos suscritos con Estados Unidos después del asesinato del prestigioso líder progresista Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, y la creación de la Organización de Estados Americanos, el 30 de abril de 1948, discutida por los Cancilleres del hemisferio, reunidos en Bogotá bajo la batuta de Estados Unidos los días trágicos en que la oligarquía colombiana tronchó la vida de aquel dirigente y desató la lucha armada en ese país.
El Acuerdo de Asistencia Militar entre la República de Colombia y los Estados Unidos, en abril de 1952; el relacionado con “una Misión del Ejército, una Misión Naval y una Misión Aérea de las Fuerzas Militares de los Estados Unidos”, suscrito el 7 de octubre de 1974; la Convención de Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, de 1988; la Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, de 2000; la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad, de 2001, y la Carta Democrática Interamericana; la de Política de Defensa y Seguridad Democrática, y otras que se invocan en el citado documento. Ninguna justifica convertir un país de 1 141 748 kilómetros cuadrados, ubicado en el corazón de Suramérica, en base militar de Estados Unidos. Colombia posee 1,6 veces el territorio de Texas, segundo Estado de la Unión en extensión territorial, arrebatado a México, que después sirvió de base para conquistar a sangre y fuego más de la mitad de ese hermano país.
Por otro lado, han transcurrido ya 59 años desde que soldados colombianos fueron enviados a la distante Asia para combatir junto a las tropas yankis contra chinos y coreanos en octubre de 1950. Lo que el imperio pretende ahora es enviarlos a luchar contra sus hermanos venezolanos, ecuatorianos y otros pueblos bolivarianos y del ALBA, para aplastar la Revolución Venezolana, como trataron de hacer con la Revolución Cubana en abril de 1961.
Durante más de un año y medio, antes de la invasión, el gobierno yanki promovió, armó y utilizó las bandas contrarrevolucionarias del Escambray, como hoy utiliza a los paramilitares colombianos contra Venezuela.
Cuando el ataque de Girón, los B-26 yankis tripulados por mercenarios operaron desde Nicaragua, sus aviones de combate eran transportados hacia la zona de operaciones en un portaaviones, y los invasores de origen cubano que desembarcaron en aquel punto venían escoltados por buques de guerra y la infantería de marina de Estados Unidos. Hoy sus medios de guerra y sus tropas estarán en Colombia, no sólo como una amenaza para Venezuela sino para todos los Estados de Centro y Suramérica.
Es realmente cínico proclamar que el infame acuerdo es una necesidad de la lucha contra el tráfico de drogas y el terrorismo internacional. Cuba ha demostrado que no se necesitan tropas extranjeras para evitar el cultivo y el tráfico de drogas y mantener el orden interno, a pesar de que Estados Unidos, la potencia más poderosa de la tierra, promovió, financió y armó durante decenas de años las acciones terroristas contra la Revolución Cubana.
La paz interna es prerrogativa elemental de cada Estado; la presencia de tropas yankis en cualquier país de América Latina con ese propósito es una descarada intervención extranjera en sus asuntos internos, que inevitablemente provocará el rechazo de su población.
La lectura del documento demuestra que no sólo las bases aéreas colombianas se ponen en manos de los yankis, sino también los aeropuertos civiles y en definitiva cualquier instalación útil a sus fuerzas armadas. El espacio radioeléctrico queda también a disposición de ese país portador de otra cultura y otros intereses que nada tienen que ver con los de la población colombiana.
Las Fuerzas Armadas norteamericanas disfrutarán de prerrogativas excepcionales.
En cualquier parte de Colombia los ocupantes pueden cometer delitos contra las familias, los bienes y las leyes colombianas, sin tener que responder ante las autoridades del país; a no pocos lugares llevaron los escándalos y las enfermedades, como hicieron con la base militar de Palmerola, en Honduras. En Cuba, cuando visitaban la neocolonia, se sentaron a horcajadas sobre el cuello de la estatua de José Martí, en el Parque Central de la Capital. La limitación relacionada con el número total de soldados puede ser modificada por solicitud de Estados Unidos, sin restricción alguna. Los portaaviones y barcos de guerra que visiten las bases navales concedidas llevarán cuantos tripulantes requieran, y pueden ser miles en uno solo de sus grandes portaaviones.
El Acuerdo se extenderá por períodos sucesivos de 10 años, y nadie puede modificarlo sino al final de cada período, advirtiéndolo un año antes. ¿Qué hará Estados Unidos si un gobierno como el de Johnson, Nixon, Reagan, Bush padre o Bush hijo y otros similares, recibe la solicitud de abandonar Colombia? Los yankis fueron capaces de derrocar decenas de gobiernos en nuestro hemisferio. ¿Cuánto duraría un gobierno en Colombia si anunciara tales propósitos?
Los políticos de América Latina tienen ahora ante sí un delicado problema: el deber elemental de explicar sus puntos de vista sobre el documento de anexión. Comprendo que lo que ocurre en este instante decisivo de Honduras ocupe la atención de los medios de divulgación y los Ministros de Relaciones Exteriores de este hemisferio, pero el gravísimo y trascendente problema que tiene lugar en Colombia no puede pasar inadvertido por los gobiernos latinoamericanos.
No albergo la menor duda sobre la reacción de los pueblos; sentirán el puñal que se clava en lo más profundo de sus sentimientos, en especial el de Colombia: ¡se opondrán, jamás se resignarán a tal infamia!
El mundo enfrenta hoy graves y urgentes problemas. El cambio climático amenaza a toda la humanidad. Líderes de Europa casi imploran de rodillas algún acuerdo en Copenhague que evite la catástrofe. Presentan como realidad que en la Cumbre no se alcanzará el objetivo de un convenio que reduzca drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero. Prometen proseguir la lucha por alcanzarlo antes de 2012; existe riesgo real de que no pueda lograrse antes de que sea demasiado tarde.
Los países del Tercer Mundo reclaman con razón a los más desarrollados y ricos cientos de miles de millones de dólares anuales para costear los gastos de la batalla climática.
¿Tiene algún sentido que el gobierno de Estados Unidos invierta tiempo y dinero en construir bases militares en Colombia para imponer a nuestros pueblos su odiosa tiranía? Por ese camino, si un desastre amenaza al mundo, un desastre mayor y más rápido amenaza al imperio, y todo sería consecuencia del mismo sistema de explotación y saqueo del planeta.




Fidel Castro Ruz
Noviembre 06 de 2009
10 y 39 a.m.

Corporación José Martí Pérez
Corporación de Amistad y Solidaridad con Cuba

viernes, 7 de agosto de 2009

Columna de Amylkar

MALABARISMO PRESUPUESTAL
Amylkar D. Acosta Medina

Entre el cúmulo de proyectos sometidos a la consideración del Congreso de la República en esta última legislatura, unos que hicieron tránsito de la anterior legislatura y otros que apenas inician su trámite, está el Proyecto de ley de presupuesto general de la Nación para la vigencia de 2010. La elaboración, presentación y trámite de este deben ceñirse a lo establecido en la Ley orgánica de presupuesto (Decreto ley 111 de 1996), debe sujetarse a lo previsto en la Ley orgánica de planeación (Ley 152 de 1994) y guardar correspondencia con el Plan General de desarrollo vigente ( ). Ahora bien, con la expedición en 2003 de la Ley 819 de Responsabilidad fiscal, se metió en cintura tanto al gobierno central como a las entidades territoriales, al establecer una especie de camisa de fuerza para cuerdos que les impone una gran disciplina fiscal en orden a procurar la sostenibilidad de las finanzas públicas. Dicha Ley les fija unas metas anuales de superávit primario a alcanzar, esto es, que los ingresos corrientes sean superiores a los gastos de inversión y funcionamiento, lógicamente sin incluir el pago de intereses de deuda. Un aspecto fundamental es la obligación que se deriva de la misma de la presentación a las comisiones económicas del Congreso de la República, a más tardar el 15 de junio de cada año, del Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP). En este debe estar claramente definida la programación macroeconómica y fiscal, de la cual se derivan las metas anuales de gasto público: cálculo del déficit fiscal y las fuentes de su financiamiento, así como la meta de superávit primario, la cual debe ser consistente con una senda sostenible de deuda pública.
Dado que la radicación por parte del gobierno y la aprobación en el Congreso de la República deben cumplir con unos términos que están normados en la Ley, el primero procedió a la presentación del Proyecto de presupuesto para la vigencia de 2010 el pasado 29 de julio y su aprobación muy seguramente se dará al filo de la media noche del 20 de octubre, para no perder la costumbre de hacerlo en la agonía del plazo límite legal. El tiempo ya empezó a correr y las preocupaciones tanto del gobierno como de su bancada son otras bien distintas, están obsesionados y obnubilados con el engendro del referendo reeleccionista; por si ello fuera poco, por lo menos este primer período de la actual legislatura va a estar atravesada por los desencuentros diplomáticos y los estragos que ellos están provocando en el sector externo de nuestra economía.

DESFASES Y PRIORIDADES
Esta vez el monto del proyecto de presupuesto es de $148.3 billones. Llama poderosamente la atención que mientras los gastos crecen un 7% con relación al presupuesto de la vigencia 2009, los ingresos corrientes de la Nación a duras penas aumentan 3.3%. Y eso que el gobierno espera que a través del Plan Antievasión de la DIAN se puedan recaudar $1.4 billones adicionales, disminuyendo la tasa de evasión en dos puntos para renta y en un punto en IVA. Adicionalmente, como es bien sabido, el gobierno pretende obtener con su Proyecto de “ajuste” tributario $2.1 billones, de los cuales $1 billón sería para la “seguridad democrática”. Con ello pretende contrarrestar el efecto combinado sobre los recaudos de la recesión económica –el año entrante se sentirá con mayor severidad su impacto - y la feria de las gabelas tributarias al gran capital[2]. Este desfase de los gastos con respecto a los ingresos se pretende solventar recurriendo a los recursos de capital provenientes de la colocación desmedida de deuda pública y ello explica el brinco del 15.1% que se prevé para el año entrante. Pero, de la misma manera que se dispara el endeudamiento público, el servicio de la deuda también se eleva y de qué manera, 15.5% y ello que el peso de la misma se ha visto aliviado por la revaluación del peso con respecto al dólar, amén de que buena parte de la deuda externo se pesificó.
Es notorio el contraste, mientras para educación se apropia $17.1 billones y para inversión $24.4 billones, el servicio de la deuda absorbe $40.7 billones, 11% más que en 2009. Un aspecto que ha llamado poderosamente la atención es la destinación de $1.1 billones de gastos contingentes para cubrir los requerimientos que se derivan de las sentencias judiciales que condenan a la Nación. Este rubro se ha venido convirtiendo en un hueco negro por donde se van buena parte de los recursos del Estado, sin que de ello se siga el establecimiento de responsabilidades y en acciones de repetición en contra de los funcionarios negligentes. Se destaca también el hecho de que si sumamos las sumas apropiadas para Defensa Nacional, $8.5 billones y Orden público y seguridad ciudadana, $8.7 billones nos dan $17.2 billones, superando el magro presupuesto de educación. Y qué decir de la exigua partida asignada para Ciencia, Tecnología e Innovación (C + T + I), de sólo $198.000 millones, con lo cual la recientemente expedida Ley 1286 de ciencia y tecnología se tornará nugatoria en su aplicación. Con ello se está enviando un pésimo mensaje, en el sentido que entre las prioridades para este gobierno está primero la guerra que la educación!
Es de anotar que, según reciente estudio de Asobancaria, el Balance del Sector Público Consolidado (SPC), después de estar prácticamente equilibrado en 2008 (-0.1% del PIB), al tiempo que este año se cerrará con un déficit de 2.4%, ahora se prevé un déficit para el 2010 de 4.4%; es decir, que vamos de mal en peor. Como se sostiene en el MFMP “el mayor déficit lo explica en su totalidad el comportamiento de los ingresos que pasan de 16.1% del PIB a 14.5% del PIB entre 2009 y 2010”. Y lo que es más grave, este Proyecto de presupuesto tampoco es tranquilizador en cuanto a la estabilidad y sostenibilidad de las finanzas públicas, habida cuenta que el Balance primario pasará de arrojar un superávit cercano al 1% del PIB durante los dos años anteriores a -0.6% este año y -1.1% del PIB para el 2010, lo cual es una muy mala señal, sobre todo para las calificadoras de riesgo.

SIN MÁRGEN DE MANIOBRA
Ahora, refirámonos a lo concerniente a los supuestos de los cuales partió el gobierno para proponer este Proyecto de presupuesto. El Ministro de Hacienda parte de la base de que Colombia “ha resistido mejor esta crisis y lo que esperamos es que este segundo semestre pueda tener indicadores más favorables que nos permitan lograr la meta de crecimiento positivo para este año”[3]. Él parte de la premisa de que el crecimiento del PIB para el año entrante será de 2.5%, meta esta que no consulta para nada la realidad y luce demasiado optimista[4]. Asume, además, una devaluación del peso para todo el año de 0.8%, lo cual es irreal, pues el mayor endeudamiento previsto, la diferencia de tasas de interés con respecto a los Estados Unidos y la Unión Europea, así como la afluencia de capitales non sanctos al país, van seguir presionando la revaluación del peso.
Todo lo anterior nos hace ser muy pesimista sobre el margen de maniobra que tendrá el gobierno en el 2010 con este proyecto de presupuesto, que lejos de ser contracíclico, como lo demanda la actual coyuntura es más procíclico. Ya veremos los malabares a los que tendrá que recurrir el gobierno entrante, que puede ser el mismo actual para sortear este desbarajuste fiscal. Sobre todo si tenemos en cuenta las rigideces estructurales de la presupuestación del gasto público, pues más del 85% del monto del presupuesto está predeterminado por un manojo de normas que compartimentan el gasto. La gran paradoja es que el Constituyente de 1991 estableció la expresa prohibición de rentas con destinación específica (CN, artículo 359), excepción hecha del gasto social. Según un estudio del FMI, Colombia es el país de la región con el mayor porcentaje de gastos predeterminados.

RIGIDECES Y GAMBETAS
En concepto del analista Mauricio Cárdenas, “las inflexibilidades surgen endógenamente del proceso político bajo el cual se formula la política fiscal” y añade que ello se da “a costa de representatividad y adaptabilidad”. Un ejemplo patético de ello es el impuesto de guerra, el cual se ha venido renovando por la vía de su temporalidad, en la cual insiste el gobierno; esta es una forma de hurtarle el cuerpo a la norma, gambeteándola. Otra modalidad a través de la cual se soslaya dicha prohibición son las tales vigencias futuras, de las cuales se hace uso y abuso constantemente. A pesar de que la Ley de Responsabilidad fiscal no admite que se puedan adquirir compromisos más allá del período de gobierno, se dan casos como las vigencias futuras de la Nación para el Metro de Bogotá de US $100 millones anuales de forma ilimitada. Este es otro factor que contribuye a las inflexibilidades, junto con el servicio de la deuda, que es impajaritable; pero, siempre que se alude a las rigideces presupuestales se les endilga básicamente al Sistema General de Participación (SGP) y a las pensiones. Mauricio Cárdenas tiene toda la razón cuando afirma dada esta proliferación de inflexibilidades “es comprensible que la discusión sobre el proceso presupuestal haya pasado a un segundo plano”. Lo más tenaz es que ello restringe la posibilidad de utilizar la política fiscal para estabilizar el ciclo económico, sobre todo en circunstancias tan delicadas como la actual. Prácticamente los únicos rubros en el presupuesto susceptibles de ajustar son la inversión y los gastos generales, por ello es sobre ellos que siempre recaen los recortes o aplazamientos del gasto.
Bogotá, agosto 6 de 2009
http://www.amylkaracosta.net/
[1] Ex presidente del Congreso de la República

Anexos:














[2] Amylkar D. Acosta M. Las cabrioles del gobierno. Julio, 12 de 2009
[3] Portafolio. Agosto, 6 de 2009
[4] Amylkar D. Acosta M. Confirmado! Junio, 28 de 2009

lunes, 3 de agosto de 2009

Política Latinoamericana

EL AJEDREZ POLÍTICO DE LA GUERRA PSICOLÓGICA
Nicolás Ramón Contreras Hernández

Dos intelectuales franceses y un líder político británico: Alexis de Tocqueville, Charles Bourdieu y Winston Churchill, se refirieron al papel protagónico que tomaría la prensa y por extensión los medios informativos como entorno mediático, con el devenir histórico de la política a nivel local y global. El primero de ellos a principios del siglo XIX dijo, luego de una visita por la naciente nación norteamericana, que en ese país las torturas y castigos más grandes a los ciudadanos en el futuro, no se producirían en la guillotina – el equivalente para la silla eléctrica o la inyección letal de hoy- sino en las páginas de la siempre influyente prensa.
En el siglo XX Bourdieu, afirmaba por su parte como en el futuro, las luchas que se libraban en los campos de batalla, se trasladarían al símbolo en confrontaciones no sangrientas, pero no por ello exentas de la ferocidad y el encarnizamiento de toda empresa humana, donde se comprometen sentidos y emociones, planteamientos que encajan perfectamente con el de Winston Churchill, para quien la primera víctima de toda confrontación bélica, es sin duda la verdad.
Los códigos y claves que se ocultan en estas partidas psicológicas y mediáticas, en estas batallas psicológicas, develan como uno de los pasos esenciales la creación de matrices de opinión, por medio de herramientas tan eficaces como las verdades a medias, la repetición diversificada de epítetos y clichés – mediante noticieros, programas de opinión con “especialistas de la misma tendencia”, impresos, radio revistas o el chiste- llevando al “consumidor de mensajes” a establecer una “verdad/realidad mediática”, sustentada en la creación de estigmas maniqueos, a los puntos de vista y enfoques alternativos emergentes, más recientes, o del pasado, una oposición binaria trazada en blanco y negro, lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, ángeles y demonios, etc.
El papel de los medios informativos como teatro de operaciones, había tenido en la radio nazi y fascista, de Hitler y Mussolini, una poderosa arma de adoctrinamiento político y militar, que en ese mismo eje militar, Roma- Berlín- Tokio (Roberto), haciendo memoria en éste último de la famosa “Rosa de Tokio” – prototipo precursor a la Luciérnaga y al Cocuyo en el caso de Colombia- quienes no dudaron en crear y emplear personajes y realidades virtuales, como elementos desmoralizadores de la opinión de los pueblos enemigos, en esa incipiente guerra psicológica, hasta constituir hoy día con la concentración de los medios en las grandes multinacionales de USA, España e Italia, un eficiente “caballo de Troya” político permanente, que incluye a los héroes del celuloide y la televisión.
Bajo este nuevo estatuto de la percepción y la formación de opinión, en los últimos años, luego de la guerra fría y el derrumbe de las Torres Gemelas, tiene lugar un reavivamiento de la inquisición y el macartismo: posiciones ideológicas legales constitucionalmente, como el sindicalismo, los inmigrantes, el islamismo, el comunismo, los grupos de LGBT o los gordos, se convierten en el blanco de una epidemia de kukuxklán, que los persigue como si fueran la encarnación del pecado o los enemigos público número uno, vaciando de su sentido original, conceptos como “imperialismo”, democracia, libertad de expresión, populismo, justicia o terrorismo.
La nueva secretaria de salud de USA (¿?) ha sufrido los ataques más severos de revistas y grupos de presión, por ser gorda y constituir un “ejemplo inadecuado para el pueblo estadinense”, sin tener en cuenta sus logros científicos y de trabajo social exitosos, a favor de comunidades marginales, donde su liderazgo, entrega y resultados halagüeños con muy pocos recursos, son pruebas contundentes de su capacidad, que la nueva verdad oficial se niega a reconocer por encima de todas las cosas. En Colombia los representantes de los árbitros profesionales del fútbol profesional, entrevistados por las dos principales cadenas privadas de radio, se apresuran a aclarar a sus entrevistadores que, “nosotros no tratamos de crear sindicatos, ni nada por el estilo, sólo aspiramos a que nos reconozcan un estatus profesional”.
Se quejan las multinacionales informativas del continente en cabeza de opinadores como Vargas Llosa, Plinio Apuleyo o el ex ministro Jaime Humberto Botero, con la frescura del ignaro que jamás ha tocado un diccionario de política en sus manos, señalando el liderazgo de Hugo Chávez y de los países del ALBA, como “un imperialismo criollo peligroso e intervencionista, que amenaza la estabilidad de la región, comprando conciencias y liderazgos”; opinión que refleja el punto de vista de una élite, acostumbrada a la pax romana de los marines desembarcando, secuestrando, asesinando o colaborando en el derrocamiento de mandatarios – como Salvador Allende en Chile o Maurice Bishop en Grenada, entre otros- imponiendo un modelo económico que viene de fracaso en fracaso, desde los años 30 del siglo XX, agudizando la miseria de miles y el beneficio de muy pocos.
Se hacen estas memorias, para hacer más fácil la comprensión del convulsionado momento que se vive en las Américas, donde tiene lugar un nuevo intento por redefinir las relaciones de muchas naciones con la democracia imperial de USA, fuerza política y militar hegemónica, que estrenó su poderío destrozando a la nación haitiana en la segunda mitad del siglo XIX, iniciando desde entonces una cabalgata victoriosa marcada por los desembarcos y ocupaciones de sus marines, en Cuba, Puerto Rico, Las Filipinas, Méjico, República Dominicana, Guatemala, Nicaragua, Panamá y un montón de lugares del mundo, siendo los más recientes Irán y Afganistán, sin desconocer las manos de la ultraderecha ligada al pentágono y la CIA, en el golpe de estado en Honduras.
Glenda Umaña de CNN –como ejemplo de esta partida permanente de ajedrez mediático y psicológico- preguntaba a José Miguel Insulza, apoyándose en imágenes de una multitudinaria manifestación golpista en Honduras, si a él le parecía que las mayorías de esa nación, representadas en la manifestación de San Pedro Sula, debían ceder la razón a las minorías que apoyaban a Zelaya, dando a entender que las mayorías que se habían manifestado y escrutado en las urnas a favor del presidente depuesto, quedaban invalidadas por una manifestación multitudinaria del ahora, sin tener en cuenta si era del caso, que del otro lado también se manifestaban mayorías igual de nutridas, con el agravante de salir desafiando la agresión de las fuerzas del régimen de facto, que ya contabilizan más de 6 muertos a bala y tortura, entre sus contradictores.
Obedeciendo a la misma partitura ideológica las grandes cadenas de radio del país, convierten el verbo “lamentar” de Insulza, por el “condenar” o “rechazar”, cuando el titular de la OEA invitaba a las partes al diálogo, “evitando tomar decisiones comerciales que afectarían a la población civil”, llegando a titular “un fuerte tirón de orejas dio el presidente de la OEA al presidente Chávez…” O los enfoques de La Luciérnaga y El Cocuyo, haciendo coro a Ernesto Yamhure o Claudia Gurisatti, quienes dan por sentado que Chávez vendió o regaló armas suecas a las Farc, compradas por Venezuela en 1980 y robadas en 1993, cuando “el gorila barinés” – así lo llaman los opositores- aún no era presidente.
Bajo el amparo de los alfiles informativos y con el descaro de la hipocresía, de quienes se sienten apoyados por la impunidad del dinero y la sombrilla de la democracia imperial norteamericana, Liberman el Canciller del estado de Israel, país invasor y genocida del pueblo palestino, manifiesta “no querer intervenir en la política de la región, de lo cual mi país es respetuoso”, pero viene a advertir de la presencia de grupos terroristas de Hizbolá en las mezquitas de la guajira venezolana y colombiana -cobijadas según él – “por el peligroso liderazgo de Hugo Chávez, que tiene negocios con países que son una amenaza para la paz mundial como Irán.” ¿Será que en lengua hebrea la intervención tiene otro significado distinto del conocido en las lenguas romances?
En este escenario contemporáneo político, en donde los países han preferido ventilar en los medios delicados temas, que las normas históricas de la política recomiendan tratar por canales diplomáticos, la lectura del comunicado de la Casa de Nariño, despierta los siguientes interrogantes: ¿Por qué el gobierno Uribe, si había incautado unas armas a las Farc en Octubre del 2008, en lugar de notificarle el caso primero a Venezuela, trasladó sus inquietudes al gobierno de Suecia? ¿Si el gobierno colombiano entregó la información a Venezuela a finales de Junio de este año, por qué exigen que se entregue una información tan delicada con celeridad, cuando ello amerita una investigación interna, con todas las garantías procesales?
Las respuestas se hallan paradójicamente en el más reciente artículo de José Obdulio Gaviria (JOG) - asesor estrella del gobierno Uribe y de oscuros antecedentes en el pasado cercano - cuando alude a la mudanza de la bases militares de Manta a Colombia, con la escusa de combatir “el terrorismo y el narcotráfico”, verdad mediática vendida con eficiencia al pueblo colombiano y en torno a la cual, se alinean los medios informativos, los potentados y los partidos tradicionales del establecimiento– incluyendo a uno de ellos en oposición.
Sin embargo, esta justificación no satisface a los países de la región, reunidos en UNASUR y comandados por, “intachables y correctos líderes regionales como los presidentes Lula y Bachelet” – en palabras de Héctor Rincón- quienes le exigen al gobierno de Uribe explicar lo de las bases norteamericanas: un auténtico jaque mate del cual este mandatario quiere salir, no asistiendo a la cumbre de UNASUR en Quito.
Se pierde entonces la oportunidad, no sólo de arreglar por consenso las relaciones comerciales y diplomáticas, sino también lograr un consenso en torno al narcotráfico, los grupos armados ilegales, y la cantidad de armas producidas en Israel y USA que deambulan desde la época de Pablo Escobar, en manos de narcoparamilitares y narcoguerrilla, como las tristemente célebres UZI, R-15 y Pietro Beretta- versión 9mm y 7.65 mm, que son comercializadas oficialmente por INDUMIL. Pero tal vez eso no importa, porque el presidente colombiano, sintiéndose aislada políticamente, le apuesta todo su capital y el del país, a un TLC asimétrico con USA – modelo de otro que negocia a marchas forzadas con la Unión Europea-y que le ha sido negado hasta ahora.

Detrás del Complot, el clan de los Bush

La CIA consigue una condena de tres años para ex agente que denunció al terrorista Posada Carriles
Por: Jean-Guy Allard

(Periodista Francés)

Celerino "Cele" Castillo ex agente de la DEA quien denunció a Posada Carriles por tráfico de armas y cocaína fue sentenciado a 37 meses de prisión por el juez Royal Furgeson y con la actuación del Fiscal Federal Johnny Sutton, coincidencialmente, amigo personal del ex presidente Georges W. Bush por compra de arma sin licencia. Mientras Posada Carriles fue liberado por traficar con armamento. Celerino "Cele" Castillo fue condenado a tres años por un delito común mientras el delincuente denunciado por él por tráfico de armas y droga goza de la libertad otorgada por el Estado de EE.UU. (Foto: archivo).
Así es la justicia cuando la maneja la inteligencia imperial. Mientras aseguró un proceso dilatorio y la libertad a su agente terrorista Luis Posada Carriles, la CIA y la DEA acaban de encarcelar por 37 meses al ex agente de la DEA Celerino ''Cele'' Castillo.

Castillo vio de sus propios ojos y denunció, años atrás, a Posada Carriles por manejar la operación de trafico de armas contra cocaína en la base salvadoreña de Ilopango.
Desde la localidad tejana donde vive, a un par de kilómetros del puesto frontera mexicana de Reinoso, los amigos de ''Cele'', el más que valiente oficial de la agencia norteamericana antidroga, confirman que él dejo su domicilio para presentarse en el penitenciario de La Tuna para cumplir los 37 meses que le otorgó el juez Royal Furgeson, después de un juicio orientado desde Washington.
El complot contra Castillo lo dirigió el Fiscal Federal Johnny ''House of Death'' Sutton, en San Antonio, Texas, un amigo personal del ex Presidente George W. Bush, quién se encargo de montar un show jurídico sostenido por una aparentemente banal compra de arma sin licencia, algo que ocurre diariamente en el estado norteamericano donde -tal vez- más armas circulan.
''Cele'' reconoció espontáneamente la compra. Pero denunció a lo largo del proceso trucado las múltiples maniobras del Fiscal bushista para obtener, a fuerza de trucos, la sentencia más delirante para un ''crimen'' tan común: tres años más un mes de cárcel.
Celerino Castillo tuvo el inmenso valor de hablar públicamente la conspiración criminal de la administración Reagan-Bush, conocida como el Iran-Contras. Jamás los Bush, la CIA y la DEA se lo perdonaron.
En una comparecencia histórica ante el comité de inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, ''Cele'' Castillo explicó detalladamente como sus informantes vieron en la base de Ilopango almacenes de drogas, además de armas y dinero.
También explicó que muchos de los pilotos de la Contra nicaragüense se beneficiban de la operación clandestina administrada por Luis Posada y su socio Félix ''El Gato'' Rodríguez Mendigutía, fichados como narcotraficantes.
''El Gato'' Rodríguez es quién ordenó el asesinato de Ernesto ''Che'' Guevara en Bolivia en1967, cuando el guerrillero heroico se encontraba preso de tropas bolivianas dirigidas por asesores yanquis.
En una entrevista publicada en el año 2004, Celerino Castillo comentó: ''La única razón por la que Félix Rodríguez no fue arrestado es por que él sabía dónde estaban enterrados todos los cadáveres de la operación Irán-Contras. Él siempre ha sido un terrorista así, como Osama Bin Laden y todos los terroristas que nosotros hicimos en el pasado''.

EL RECUERDO DE GARY WEBB
Lo ocurrido al ex oficial de la CIA recuerda a otro valiente personaje de la lucha contra los Bush y su mafia gubernamental. En su libro Dark Alliance, el famoso periodista norteamericano de investigación Gary Webb describía a Posada como ''un veterano agente de la CIA con una historia de involucramiento con narcotraficantes, gente del hampa y terroristas'' identificados a la tropa mafiosa del ex capo habanero Santos Trafficante.
En 1973, revelaba Webb entre muchas otras cosas, Posada fue puesto bajo vigilancia por la Drug Enforcement Agency (DEA) cuando la agencia se enteró que era el ''contacto principal'' en una operación de tráfico de mayor envergadura.
El 10 de diciembre 2004, el cadáver de Webb fue descubierto en su domicilio de Carmichael. Tenía la cara destruida por dos proyectiles de revolver calibre 38. El coronel Robert Lyons fue el oficial de justicia que realizó la investigación. Concluyó aÂ… un suicidio.
DETRÁS DEL COMPLOT, EL CLAN DE LOS BUSH
''Denuncié a nuestro gobierno como cómplice del narcotráfico y del contrabando de armas. Varias investigaciones bipartidarias tanto en la Cámara baja como en el Senado confirmaron mis alegaciones contra el Gobierno'', escribe ''Cele'', en una carta abierta, antes de ir a presentarse a sus carceleros.
''Muchos individuos involucrados en estas atrocidades fueron encontrados culpables pero luego indultados. Además, unos de ellos continuaron a trabajar con la administración Bush. ¿Porqué fui yo escogido como objeto de la conducta más ultrajante del gobierno?'', pregunta al denunciar al fiscal Johnny Sutton ''muy cercano a la familia Bush'' que le paso ''la cuenta para todas mis alegaciones en contra de la familia Bush''.
La Institución Federal de Corrección de La Tuna, se encuentra en Anthony, Texas (P.O. Box 3000 Anthony, TX 88021).
Increíblemente, esta cárcel está situada a menos de 20 kilómetros de El Paso, donde la jueza Kathleen Cardone liberó en dos oportunidades al terrorista más conocido del continente, Luis Posada Carriles, que el propio ''Cele'' observó traficando.

lunes, 13 de abril de 2009

Columna de Amylkar

PESCANDO EN RÍO REVUELTO
¡En río revuelto, ganancia de pescadores!

10/04/2009
Amylkar D. Acosta M
www.amylkaracosta.net

DE MAL EN PEOR

La desaceleración primero y la recesión después[1] a consecuencia del coletazo de la crisis global han agravado el desempleo en Colombia, alejándola cada vez más de la tasa de un solo dígito que ha sido la ambicionada meta de este gobierno. Desde mediados del año pasado está cayendo la tasa de desocupación, entendida esta como la relación entre desocupados y la población económicamente activa (PEA). La tasa de desempleo que se situó en el 14.2% para el mes de enero, en contraste con el 12.3% de enero de 2008, 1.1 puntos más, elevándose el número de desempleados a la escalofriante cifra de 2´830.000 personas, 308.000 por encima de la cifra registrada en el mismo mes del año anterior. Según el más reciente reporte del DANE, para febrero dicha tasa marcó el 12.5%, superior en 0.5 puntos con respecto a febrero de 2008 y el número de desocupados se acrecentó en 167.000 en comparación con los que se contabilizaron un año atrás. En el sólo trimestre diciembre – febrero se perdieron 266.000 empleos, los cuales se vienen a sumar a los casi 3 millones de cesantes y a los millones de personas que se debaten entre la informalidad y la precariedad de sus ingresos. El drama del desempleo sería mayor, de no ser porque a medida que decae la economía el desaliento de quienes buscan infructuosamente trabajo repercute en la baja de la tasa participación y del desempleo, especialmente de las mujeres, dado que a todos ellos se les da de baja de la base de la PEA.
Así las cosas, no es extraño que el desempleo se haya convertido en el mayor dolor de cabeza para los colombianos; así lo muestran los resultados de la encuesta realizada en la última semana de febrero por la firma Gallup Colombia. Según la misma, la economía pasó a ser la mayor preocupación superando por un amplio margen a la seguridad; para el 75% de las personas consultadas la desocupación está empeorando, mientras que en abril del año pasado sólo el 49% participaba de dicha percepción. Cabe resaltar que esta influye poderosamente en la confianza del consumidor, que ahora anda de capa caída y no es para menos. En efecto, según la más reciente encuesta del consumidor que realiza Fedesarrollo el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) bajó ostensiblemente en febrero de este año al ubicarse 25.3 puntos (¡!) por debajo del registro del mismo mes el año anterior, en – 1.6 puntos. Según su director ejecutivo, Roberto Steiner, “la fuerte caída en la confianza de los consumidores se debió a una reducción tanto en las expectativas como en las condiciones económicas actuales”[2]. Y ya sabemos que el Índice de Expectativas del Consumidor (IEC) también viene a la baja; según la ANDI este se ubicó en 0.8 puntos en diciembre de 2008, con una caída vertical de 32.2 puntos. Vemos, entonces, cómo no sólo se deprime la actividad económica sino que sus agentes son presa de una profunda depresión y en ello influye muchísimo no sólo el desempleo sino el temor a perder el empleo por parte de quienes lo tienen. Unos y otros se vuelven más cautos y austeros en el gasto y merced a la paradoja de la frugalidad de la cual nos hablaba Keynes la economía cae en un infernal círculo vicioso: baja el consumo → baja la producción → baja el empleo → baja el ingreso → baja el consumo. Y así queda la economía inmersa en una especie de espiral descendente que agrava la situación.
Tal comportamiento es explicable, toda vez que son varios los factores que contribuyen a la caída del PIB y esta a su vez al deterioro del mercado laboral. De acuerdo con el FMI una caída del 10% en las exportaciones le cuesta al país entre 2 y 3 puntos porcentuales del PIB y según las proyecciones de ANALDEX este año sufrirán un desplome del 20% (¡!). Entre tanto, según Fedesarrollo, entre 2002 2007 la afluencia de la inversión extranjera directa (IED) le significó al país en promedio un punto porcentual de crecimiento del PIB y según el Ministro de Comercio Exterior, Luis Guillermo Plata, se prevé una baja entre el 15% y el 20%, que puede ser peor pues el año arrancó con una caída del 27% (¡!) en el primer trimestre. Razón tuvieron, entonces, el Ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga y la directora de Planeación, Carolina Rentería, al revisar por tercera vez a la baja la meta de crecimiento para este año, reduciéndola a un rango entre 0.5% y 1.5%. El banco estadounidense JPMorgan estima que en el primer trimestre de este año el PIB cayó un 0.5%, que sumado a la caída del 0.7% en el último trimestre del año pasado me confirmaría en mi sospecha de que la economía colombiana ya está en recesión[3]. Y, para redondear, tenemos que concluir este aspecto diciendo que, de acuerdo con un estudio reciente, por cada punto que baja el crecimiento del PIB se pierden 2 puntos (¡!) en el empleo. De allí que no resulta exagerado decir que el panorama del empleo es supremamente sombrío y pronosticar que lo será aún más hacia el futuro.
LOS ESPEJISMOS DE LA FLEXIBILIZACIÓN LABORAL
La crisis económica global trajo consigo una afectación sin precedentes sobre el empleo; porque, como lo vaticino la OIT, “el empleo será la principal víctima de la crisis”[4]. Como lo afirmó Juan Somalia, su director, “nos enfrentamos a una crisis del empleo de alcance mundial”[5], y estima que esta crisis le va costar al mundo 50 millones de empleos en 2009, 50.000 diarios, de los cuales entre 1.5 y 4 millones corresponderán a América Latina y el Caribe, con una caída entre 0.3 y 0.4 puntos porcentuales. La tasa de desempleo a nivel mundial se situaría en 7.1%, abarcando a más de 200 millones de seres. Este pronóstico es “realista, no alarmista”[6] advirtió el director de la OIT. De la misma manera que ningún país se puede sustraer de la crisis global, tampoco puede escapar a sus nefastos efectos, entre ellos el desempleo y sus secuelas. Colombia particularmente se ha caracterizado por ser el país con más altos niveles de desempleo en Latinoamérica e incluso, como lo señala la revista The Economist en su última edición, en el resto del mundo sólo es superada por España y Sudáfrica. Lo más preocupante es que, como lo sostiene Portafolio, el desempleo en Colombia “baja muy poco cuando la economía está en auge y sube muy rápido cuando llegan los tropiezos”[7]. La tasa de desempleo abierto ha permanecido elevada, independientemente de la fase del ciclo económico; ni siquiera cuando la economía creció al 7.5%, cifra récord para el patrón colombiano, fue posible alcanzar la ansiada meta de un solo dígito en la cifra de desempleo.
Ya son dos las reformas que se le han introducido al régimen laboral[8], supuestamente encaminadas a propiciar la mayor generación de empleo y a enfrentar una de las peores lacras que agobian a la sociedad colombiana junto con la pobreza y la violencia, como lo es el desempleo crónico. En ambas, se partió de la premisa que el mayor obstáculo con el que tropiezan las empresas y los empresarios para ampliar la oferta de trabajo son los altos costos de la contratación laboral. El principal instrumento del cual se echó mano fue el de la flexibilización laboral; con tal fin se eliminaron las restricciones a la contratación directa de trabajadores temporales, a término fijo, se acabó con la acción de reintegro y su corolario, los salarios caídos por despido de trabajadores sin justa causa con más de diez años de vinculación, se proscribieron los recargos por horas extras, trabajo nocturno y/o en días festivos entre otras decisiones de política. Pero, los resultados alcanzados dejan mucho qué desear.
Al referirse a la primera reforma, la de 1990, sostuvo la revista Dinero que “la reducción del desempleo en 2004 no fue resultado de un aumento en el empleo como cabría esperar, sino por el contrario, de una reducción en la tasa global de participación, que pasó de 62.5% a 59.7% es decir, 508.000 personas se retiraron del mercado laboral. De otra parte, el número de personas ocupadas se redujo en 408.000, lo cual significa que ese mismo número de empleos se perdió en el año”[9]. En cuanto a la más reciente, la de 2002, que fue expedida justamente para “apoyar el empleo y ampliar la protección social”, se impuso la meta de crear 480.000 empleos nuevos, el 48% de los cuales debía lograrse en el primer año. Tras reconocer su fracaso, la Comisión que se creó en desarrollo de la Ley con el fin de dictaminar sobre el cumplimiento de tal cometido, en su informe al Congreso de la República aseveró que “los estudios coinciden en que, si bien el número de puestos de trabajo creados tras la reforma no fue el que se deseaba”[10]. Y, a renglón seguido, dijo que como fruto de dicha reforma “la calidad del empleo mejoró”. Tres años después de la entrada en vigencia de la reforma, Alejandro Gaviria, director del CEDE de la Universidad de los Andes, pudo constatar que “según una encuesta reciente, sólo un 3% admitió que la reforma incidió positivamente sobre las decisiones en materia de contratación”[11]. Después se comprobaría que tampoco mejoró la calidad del empleo, porque no de otra manera se puede interpretar el hecho de que el subempleo, que en gran medida es desempleo disfrazado, pasara del 28.4 al 31.4% entre junio de 2004 y junio de 2005 y más recientemente el empleo informal, el del rebusque, pasó de 56.3% enero de 2008 al 57.7% en el último trimestre de 2008. Desde entonces hemos sido partidarios de que, ya que esta reforma laboral no sirvió para generar empleo y tampoco instrumento de retención del empleo en épocas de bajo crecimiento como este, el gobierno “debe presentar un proyecto de ley que modifique o derogue las disposiciones que no hayan logrado efectos prácticos para la generación de empleo”, puesto que así lo prevé el artículo 46 de la Ley de marras. Bien se ha dicho que un problema sin solución es a menudo un problema mal planteado y este es el caso[12].
CRECIMIENTO SIN EMPLEO
Para el ex director del DANE, Ernesto Rojas Morales, la paradoja del desplome del empleo a la par con un crecimiento vigoroso de la economía durante el “quinquenio virtual” (2002 – 2007), caracterizado por un crecimiento inusitado, puede obedecer a un fenómeno reciente que es crecer sin generar empleos[13], concepto este que no compartió la directora de Planeación Nacional. A ello ha contribuido el cúmulo de rebajas, exenciones, descuentos, deducciones y exclusiones tributarias[14] que favorecen a las rentas de capital, a las cuales se vino a sumar la ventaja que se derivó de la revaluación del peso frente al dólar para la importación de equipos para la reconversión y la modernización del parque industrial, la cual de contera se vio incentivada por el descuento del impuesto de renta del 40% del monto de las utilidades reinvertidas en las propias empresas[15]. Todo ello ha tenido un efecto perverso en la estructura de costos de las empresas, al reducir los costos relativos del capital frente a los costos de la fuerza de trabajo, induciendo procesos productivos cada vez más intensivos en capital en los que este desplaza al trabajo. Por ello, no es extraño que, como lo sostiene el experto Hugo López, “si hace cinco años se requería un crecimiento económico del 4% para reducir en un punto la tasa de desempleo, hoy se requiere el doble, dado los aumentos de productividad”[16].
No hay que negar que esta es una tendencia de la economía global, en la que se ha venido imponiendo progresivamente un capitalismo sin trabajo, en el que este es relegado, en el que cunde es el desempleo en lugar de la generación masiva de empleo. Esta dinámica diabólica explica el hecho de que en las dos últimas décadas las rentas de trabajo apenas sí aumentaron un 2%, rezagándose con respecto a las rentas de capital que lo hicieron a un ritmo del 59%. A consecuencia de este sesgo a favor del capital y en detrimento del trabajo este último bajó su participación en dicho lapso del 30% a menos del 10% del PIB. En el caso específico de Colombia, al analizar la distribución funcional del ingreso nacional, esto es la participación de los diferentes factores de producción en el PIB, comprobamos que “en particular en el sector financiero -excluido el banco central-, en el corto período de siete años- entre 2000 y 2007, el capital amplió su participación en las rentas sectoriales en casi 15 puntos porcentuales, de 43,9% a 58,4%, lo que constituye un verdadero cambio estructural”[17]. Entre 2002 y 2007 se dio un exacerbamiento de este fenómeno, aupado por las distintas medidas de política que estimulan al capital y a la inversión privada a las cuales hemos hecho referencia, de tal suerte que en tan corto intervalo tal participación tuvo un incremento de 10.2 puntos, pasando de 48,2% al 58,4%. Como lo sostiene Helena Villamizar, “Contrariamente, la remuneración a los trabajadores redujo su participación en el PIB financiero en 10% en tan sólo cinco años: de 45,2 en 2002 a 35,6 % en 2007... Por su parte en las sociedades no financieras ocurrió similar deterioro de la fracción correspondiente a la remuneración de los trabajadores, si bien un poco más moderado que en el sector financiero (-7% frente a - 10%). En la economía global la participación de las rentas de trabajo (remuneraciones más ingreso bruto mixto) igualmente registró una reducción de 61,9% a 55,6%, entre 2002-2007”[18]. Ello de por sí es muy grave, pero resulta catastrófico en un país como Colombia, con los mayores niveles de inequidad y de pobreza; es deplorable registrar que en lugar de reducirse la brecha de ingresos se ha venido ampliando, al punto que esta era menor en 1999 que en 2008. Colombia, según el último Informe de la CEPAL, durante el auge de la economía entre los años 2002 – 2005 no sólo no mejoró la distribución del ingreso, sino que empeoró al elevarse su coeficiente Gini de 0.572 en el período 2000 – 2002 a 0.584 para 2002 – 2005, pasando del nivel de desigualdad alto a muy alto[19].
SOFISMAS DE DISTRACCIÓN
Hace rato Fedesarrollo ha venido sosteniendo que “los sobrecostos del trabajo, por la vía de los impuestos a la nómina, perjudican en forma importante la generación de empleo…Se introduce una distorsión en el mercado de factores que va en contra del empleo”[20]. Para ellos son los impuestos a la nómina los que “crean incentivos para la inversión en maquinaria y también para la informalidad”[21] e igualmente resulta axiomático que su supresión se traducirá en “más empleo, más competitividad y menos informalidad”[22]. Su actual director, a propósito del crecimiento del desempleo concomitante con la amenazadora recesión económica, ha planteado que “para generar empleo hay que hacer menos costosa la contratación de trabajadores en el sector formal. Ello implica reformas en los campos laboral, fiscal y de financiación de la salud”[23]. En ello ha coincidido con ANIF, para quien con la eliminación de las que ellos consideran “cargas” parafiscales, que no son otras que los aportes del 4%, 3% y 2% a las cajas de compensación familiar, el ICBF y el SENA, respectivamente. Para ANIF, de esta manera se puede “evitar esta gran informalidad laboral y permitan superar estas bajísimas coberturas de seguridad social”[24]. También coinciden en que dichos ingresos, que son vitales para tan beneméritas entidades se deben reemplazar con “…impuestos indirectos y manejos presupuestales de tipo general”[25]. A juicio del ex subdirector del DNP y ahora director ejecutivo del Centro de Estudios Regionales, Cafeteros y Empresariales (Crece) se debe “reducir el costo del trabajo a través del desmonte de las cargas parafiscales y la fijación de un salario mínimo más bajo”[26] para reducir la tasa de desempleo en el país.
El gobierno ha sido reiterativo al responder a los gremios empresariales que no ve viable la eliminación de los parafiscales, pues ello pondría en riesgo la supervivencia de las cajas de compensación, el ICBF y el SENA. Pese a ello, se expidió el Decreto 525 del 23 de febrero reglamentario de la Ley 590 de 2000, el cual entra en vigencia el 23 de abril, mediante el cual se permite el enganche de trabajadores con descuento automático de los parafiscales. En virtud del mismo los aportes parafiscales a cargo de las micros, pequeñas y medianas empresas que se constituyan e instalen al amparo de dicha Ley serán objeto de las siguientes reducciones: 75% para el primer año de operación, 50% para el segundo año y 25% para el tercero. Pero, como el parágrafo del artículo 4º de dicho Decreto previó que “las MIPYMES que a la fecha de entrada en vigencia del presente decreto tengan más de tres años de operación, de acuerdo con lo establecido en el artículo 10 de este Decreto, no podrán acceder al beneficio”, empezaron las presiones para que sus beneficios se hicieran extensivas a estas últimas. El gobierno estuvo a punto de expedir un nuevo Decreto en este sentido, el cual fue congelado a raíz de un Consejo de Ministros el 10 de marzo, en el cual se manifestaron preocupaciones sobre el impacto de esta medida en las finanzas de las entidades receptoras de tales recursos. La directora de Planeación Nacional manifestó que primero había que evaluarlo primero antes de extenderlo a otras MIPYMES. Queda la inquietud en el sentido de que no se entiende cómo si el alivio de la “carga” de los parafiscales constituye un aliciente para que las empresas beneficiadas amplíen su oferta de trabajo, por qué después de nueve años de vigencia muy pocos empresarios se animaron a acogerse a él y aprovechar dichos descuentos.
Se insiste en que “aquí es demasiado costoso generar empleo”[27], así como en el manido cuento que para generar empleo hay que “convertir el salario mínimo en flexible”[28]. Claro, que cuando le preguntan al interpelado si flexibilizar el salario mínimo quiere decir bajarlo, responde “depende del estado de la economía. Hoy sería para bajarlo, claro, porque la economía está paralizada”[29]. Esta no es la primera vez ni será la última que se plantea por parte de los interesados la necesidad de reducir el salario; ya el ex ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla había dicho para referirse al salario mínimo que este “es un chiste ridículamente alto…Hay que reducir el salario mínimo con el fin de que el proceso de ajuste se dé en unas condiciones justas con los trabajadores que ganan menos, que es la población más vulnerable de Colombia y la más expuesta a lo que se viene que puede ser duro”[30]. Para Steiner el tema es que el salario mínimo en Colombia es altísimo comparado porcentualmente con el salario medio del país”[31]. Siempre que se trata de frenar la destrucción de empleo se recurre a la socorrida tesis de bajar los costos laborales, pero sus pobres resultados han mostrado su ineficacia. Así sucedió cuando la revaluación del peso frente al dólar se le vino encima al sector exportador restándole competitividad y se repite ahora que la economía está de capa caída a consecuencia del coletazo de la crisis global[32].
Bien dijo Stefano Farné, del Observatorio del Mercado Laboral de la Universidad Externado de Colombia que “es necesaria una buena comprensión de lo que está pasando en el mercado de trabajo para hacer frente a la magnitud del problema del desempleo”[33]. La verdad monda y lironda es que “nada indica en la teoría ni en la intuición que en una situación de desaceleración en la demanda mundial, los empresarios estén dispuestos a contratar más trabajadores o por lo menos a mantenerlos, así sus costos laborales sean más bajos”[34]. Esa es la gran verdad, pues como lo afirma el director del SENA, Darío Montoya, “el empleo es el resultado de una necesidad de las empresas para funcionar, operar, producir y crecer y nunca una decisión sustentada en una oferta barata del recurso humano”[35]. Y no puede ser de otra manera, pues es el consumo interno o las exportaciones los que jalonan la producción y el empleo y en la medida en que esos dos motores fallan inexorablemente se vienen abajo y es lo que está ocurriendo. Por ello, podemos concluir que mientras persista la crisis el desempleo seguirá agudizándose, porque así como es imposible empujar un hilol resulta asaz difícil reactivar la producción y el empleo hasta que no repunte la demanda. Sólo en la medida que la economía crezca a un mejor ritmo las empresas engancharán más mano de obra y solo en la medida en que repunte la demanda tendremos un mejor desempeño de la economía[36]. Por lo demás, los bajos salarios menguan el ingreso, la capacidad adquisitiva o poder de compra, lo cual repercute en la baja del consumo y no perdamos de vista que este representa el 84% del PIB. Bajar los salarios en las circunstancias actuales sería una medida procíclica, que hundiría más la economía en su descaecimiento, es como darse un tiro en el pie. Persistir en el despropósito de reducir los salarios dizque para así contribuir a la generación de empleo, puede terminar como el perro que trata inútilmente morderse la cola dando vueltas en círculo sin lograrlo. Lo demás son sólo sofismas de distracción. Acaso no se han percatado de los estragos de pescar con dinamita, aunque sea en río revuelto?
Ello es tanto más cierto, habida cuenta que, de acuerdo con un estudio de Jorge Espitia Zamora citado por el director del SENA, “los aportes a la seguridad social, al Sena, al Icbf y a las Cajas de Compensación, son en promedio 3,5 por ciento de los costos laborales. La anterior afirmación está soportada en el análisis de los costos e ingresos de las sociedades, a partir de 10 mil registros administrativos de declaraciones de renta para 2003 y 2004 disponibles en la DIAN”[37]. Y remata diciendo que “luego en la práctica estas cargas representan muy poco dentro de la estructura de costos de las empresas. Las medidas que instan por eliminar los impuestos al trabajo que soportan las empresas, benefician principalmente a los grandes contribuyentes en detrimento del principio de la mayor felicidad para el mayor número”[38]. Además, en un estudio que realizamos en 1999[39] hicimos un parangón entre los costos financieros de las empresas colombianas con los de empresas extranjeras y de ese ejercicio salen muy mal libradas las nacionales. Veamos, mientras que para la General Motors, la Ford y Honda en los últimos 20 años sus desembolsos por concepto de pago de intereses han representado entre 1.5% y 3.2% de las ventas y en otros sectores, como el farmacéutico, compañías como Abott, Merck, Pfizer, Shering, Lilli, Bristol, Home products, Warner – Lambert y otras, este porcentaje no llega al 2%, en Colombia la situación es bien distinta. Es muy fácil dar con empresas en las cuales el fardo de las tasas de interés sobre las ventas sobrepasa el 15% (¡!) y últimamente han llegado hasta el 25%. Lo anterior se refleja en el P & G de las empresas. Fue así cómo las utilidades operacionales de las principales empresas en Colombia crecieron 49% durante los primeros 9 meses del año 1998 frete a igual período de 1997; las utilidades netas, en cambio, decrecieron 58% (¡!) por cuenta de los costos financieros, así:
1997

Utilidades operacionales: $407.242 millones
Utilidades netas: 175.373 millones

1998

Utilidades operacionales: $608.647 millones
Utilidades netas: $421.660 millones
El 89% de las empresas se vieron seriamente afectadas por esta circunstancia, entre ellas ENKA de Colombia y Fabricato. Y más recientemente se reportó que de un análisis realizado a 256 sociedades matrices dejó como resultado que al 31 de diciembre de 1998 obtuvieron utilidades operacionales por $1.9 billones, pero al deducir los costos financieros quedaron reducidas a una pérdida neta de $79 millones[40]. Dicho de otra manera, las empresas trabajan para los bancos! Y podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el peso de los costos financieros en la estructura de costos de las empresas lejos de aligerarse en los dos lustros transcurridos desde entonces se viene convirtiendo en un freno para la competitividad de las empresas. Basta con cotejar el peso de las tasas de interés sobre las ventas en Colombia y en los EEUU.; mientras en el primero las tasas de interés sobre las ventas sobrepasan el 20% en el segundo no supera el 4%. En Colombia en este momento los microcréditos con plazo entre un mes y un año pasaron en promedio entre el 15 de septiembre y el 31 de octubre de 30.85% a 33.49%, los de tesorería con plazo entre 6 y 14 días subieron de 10.95% a 13.52%, al tiempo que para el crédito a las medianas y grandes empresas entre tres y cinco años aumentaron de 15.56% a 16.95%[41]. En los EEUU, por ejemplo, no hay crédito que pague intereses que excedan el 5%. Cabe preguntarse, entonces, por qué en lugar de demandar una reducción de los costos laborales no se hace lo propio con los costos financieros que apabullan a las empresas? No será que están buscando el ahogado aguas arriba? Por qué en lugar de preocuparse por los “sobrecostos” laborales no se ocupan de los sobrecostos, esos sí tangibles y concretos atribuibles a las deficiencias e ineficiencias en la logística y el transporte debidas a la pésima infraestuctura los cuales se estiman en un 20%.
Otro sofisma al que se ha apelado es atribuirle a los altos costos de la contratación de la mano de obra la creciente informalización del mercado laboral en Colombia. Comparto la apreciación de Farné, cuando afirma que “la informalidad es un fenómeno complejo, determinado no solamente por factores que afectan la demanda de trabajo, sino también por factores de oferta y por condiciones de productividad, de acceso a mercados, de tributación, de costos para empezar una iniciativa empresarial, de registros y papeles varios”[42]. Él va más lejos y advierte que “no podemos negar la existencia de subsidios perversos – muchos de ellos relacionados con el Sisben – que reducen la oferta de trabajadores formales”[43], porque a ello conduce el asistencialismo, más propio del conservadurismo compasivo del Estado del Malestar que del Estado Social de Derecho, conquista inapreciable de la Socialdemocracia[44]. Se insiste que para remediar la fuga de trabajadores formales a informales y para generar empleo “hay que hacer menos costosa la contratación de trabajadores en el sector formal”[45], cuando ello es lo que se procurado con las dos reformas laborales que tuvieron lugar en el curso de sólo doce años sin lograrlo. Por el contrario, como concluyó un estudio del CID de la Universidad Nacional desde la década del 90 “…se están destruyendo empleos estables por trabajo independiente con ingresos precarios y sin cobertura de seguridad”[46], imponiéndose la economía del rebusque. La disyuntiva que se plantea Steiner en este caso es “qué prefiero ser: formal y pagar o informal y no pagar. Blanco es, gallina lo pone”[47], refiriéndose a los parafiscales. En lugar de meter en cintura a los que no pagan para que se formalicen y lo hagan, lo que se propone es que el empleo formal tampoco pague, es decir que todos queden sumidos en la informalidad. Esa es la misma lógica que ha llevado al gobierno a autorizar a los bancos que cobren intereses usurarios a las microempresas para que no tengan pagar intereses extravagantes en el mercado extrabancario, en lugar de aplicar la Ley e impedir que los agiotistas hagan de las suyas.
¡ES LA DEMANDA, ESTÚPIDO!
Finalmente, es bueno hacer referencia al hecho de que una eventual reducción de los parafiscales les abriría una tronera a los presupuestos de las cajas de compensación, al ICBF y al SENA y su eliminación las condenaría a su desaparición o lento marchitamiento. De ello no hay la menor duda, por que tales aportes son su soporte y base de funcionamiento y operación, en unos frentes supremamente sensibles desde el punto de vista social, tanto más en un país como este en donde la red de protección social es extremadamente débil. Para suplir tales recursos se han planteado por parte de los que abogan por tan antipática medida varias alternativas, como los “impuestos indirectos y manejos presupuestales de tipo general”[48] o, como lo sugiere Steiner “subir el IVA, para eliminar todas estas cargas actuales, que lo único que están generando es trabajo en el campo informal”[49]. Pero, lo más grave que le puede suceder a estas instituciones es quedar a merced de la asignación cada año de las partidas presupuestales correspondientes, en medio de tantas afugias fiscales como las que confronta la Nación. Ello sería funesto, para no decir fatal. Si se pretendiera “subir el IVA”, como lo propone Fedesarrollo se tendría que reajustar en 6 puntos por lo menos, ya que cada punto del IVA significa $900.000 millones de recaudo. Tampoco sería viable expandir su aplicación, pues con con sobrada razón ha dicho el Presidente Uribe que “no vemos hoy más espacio social ni político para seguir aumentado la base del IVA, porque el aumento implicaría que entonces gravemos con IVA alimentos básicos; que gravemos con IVA matrículas educativas; que gravemos con IVA consulta médica y gastos de salud; que gravemos con IVA servicios públicos”[50]. Es de anotar que como lo econoció el Presidente “cuando empezamos, la base del IVA era del 37 por ciento; hoy es del 54 por ciento.”. El IVA ya no estira más, por favor; además, una medida de este corte es lo más contrario a los fines de la política fiscal anticíclica, por lo que sería contraproducente.
Ya es hora de dejar de desvariar y replantearse más bien el Modelo económico en que se fundan tales propuestas de política. Es importante que quienes las hacen se persuadan de que lo que hizo crisis con la crisis global no fue sólo la desregulación, que es apenas una pieza de toda la armazón del endriago neoliberal[51]. Hay que cambiar de cartilla, pues como afirmó Albert Einstein “no podemos resolver los problemas de la misma manera que los creamos”; ya es hora de cambiar de paradigmas y actuar en consecuencia. Fue el propio Secretario del Tesoro de los EEUU, Hank Paulson, quien se atrevió a sentenciar que “El capitalismo crudo llegó a su final”. Las teorías de Say y Walras, que le rinden un culto supersticioso a la oferta están siendo revaluadas y se empieza a privilegiar la demanda como principal agente catalizador de la dinámica del crecimiento y el empleo productivo. Aquí resulta pertinente parodiar la célebre frase (¡Es la economía, estúpido!) atribuida a James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton en la campaña electoral de 1992 que lo catapultó al Despacho Oval de la Casa Blanca: ¡es la demanda, estúpido! Se ha venido imponiendo, en cambio, la escuela keynesiana, al extremo que su teoría que hasta la víspera era considerada heterodoxa ahora se considera la ortodoxia de estos nuevos tiempos de turbulencia y confusión. Si la medicina tradicional se muestra incapaz de remediar los males que agobian a la economía y a la sociedad, no dudemos en apelar a la medicina alternativa.

Riohacha, abril 10 de 2009
www.amlkaracosta.net
[1] Amylkar D. Acosta M. El fantasma de la recesión. Abril, 2 de 2009
[2] La República. Abril, 1 de 2009
[3] Amylkar D. Acosta M. El fantasma de la recesión. Abril, 2 de 2009
[4] El Espectador. Octubre, 21 de 2008
[5] El Tiempo. Enero, 29 de 2009
[6] El Nuevo Siglo. Enero, 29 de 2009
[7] Portafolio. Editorial. Marzo, 2 de 2009
[8] Ley 50 de 1990 y Ley 789 de 2002
[9] Dinero. Febrero, 18 de 2005
[10] Dinero. Abril, 1 de 2005
[11] El Espectador. Julio, 31 de 2005
[12] Amylkar D. Acosta M. Crecimiento sin empleo. Agosto, 1 de 2005
[13] Idem
[14] Ley 633 de 2000 y Ley 788 de 2002
[15] Ley 111 de 2006, artículo 158 - 3
[16] Dinero. Noviembre, 7 de 2008
[17] El Nuevo Siglo. Helena Villamizar García –Herreros. Marzo, 1 de 2009
[18] Idem
[19] Amylkar D. Acosta M. Cuál cohesión social? Marzo, 7 de 2009
[20] Dinero. Julio, 20 de 2007
[21] Idem
[22] Idem
[23] El Tiempo. Abril, 6 de 2009
[24] ANIF. Informe Semanal No. 795. Agosto, 16 de 2005
[25] Idem
[26] El Espectador. Abril, 6 de 2009
[27] El Tiempo. Roberto Steiner, director de Fedesarrollo. Abril, 5 de 2009
[28] Idem
[29] Idem
[30] Colprensa. Diciembre, 12 de 2008
[31] El Tiempo. Abril, 5 de 2009
[32] Amylka D. Acosta m. Los parafiscales. Marzo, 25 de 2007
[33] Portafolio. Marzo, 2 de 2009
[34] Portafolio. Jorge Iván Giraldo Gómez. Enero, 26 de 2009
[35] Portafolio. Enero, 23 de 2009
[36] Amylkar D. Acosta M. Un exabrupto. Septiembre, 13 de 2005
[37] Idem
[38] Idem
[39] Amylkar D. Acosta M. Ajuste fiscal o desajuste estructural. Septiembre de 1999
[40] El Espectador. Julio 28 de 1999
[41] Amylkar D. Acosta M. A pellizcarse. Diciembre, 2 de 2008
[42] Portafolio. Marzo, 24 de 2009
[43] Idem
[44] Amylkar D. Acosta M. El Estado del Malestar. Febrero, 25 de 2009
[45] El Tiempo. Roberto Steiner, director de Fedesarrollo. Abril, 5 de 2009
[46] CID- Universidad Nacional. Bien estar y macroeconomía. CGR. 2003
[47] Ibidem
[48] Idem
[49] El Tiempo. Abril, 5 de 2009
[50] Asamblea Nacional de Gobernadores. Medellín
[51] Amylkar D. Acosta M. El ocaso del neoliberalismo. Diciembre, 29 de 2008

lunes, 19 de enero de 2009

Republica Independiente del Caribe

LA AUDACIA DE LA ESPERANZA
Amylkar D. Acosta M[1]


“Aunque muchos, somos uno; mientras respiremos
tenemos esperanza”. Barack Obama



“Esperanza. Esperanza frente a la dificultad. Esperanza frente a la incertidumbre. ¡La audacia de la esperanza! En definitiva, ése es el mayor regalo que Dios puede darnos, el cimiento de esta nación. Creer en aquello que no se ve. Creer que nos espera un futuro mejor”. Este texto es un fragmento del vibrante discurso que pronunció Barack Obama, hasta entonces un primíparo Senador de Illinois en la Convención Nacional Demócrata que proclamó la candidatura de John Kerry, el cual lo catapultó hasta hacerse con la candidatura demócrata primero y con la Presidencia después. Hay quienes hablan del fenómeno Obama como una “sorprendente y meteórica” carrera, aupada por su brillante y visionaria retórica. Pero, no hay tal, después de leer su libro La audacia de la esperanza uno llega a la conclusión que hasta la suerte hay que merecer y la verdad es que a sus casi 50 años Obama ha hecho méritos para estar en donde hoy está, que se trata de un político joven pero curtido, ducho, con un gran bagaje intelectual, con un enorme capital político construido a pulso. Y ello, en las condiciones más adversas y desafiantes para quien como él es de extracción humilde y la tez de su piel de afroamericano se convertía en otro obstáculo a salvar, en un país que pese a sus avances todavía arrastra con el lastre de sus prejuicios raciales.
Por ello, no es exagerado Thomas Friedman al relievar que el triunfo de Obama “es el final de la guerra civil que se desató en el siglo XIX, la cual asoló a los EEUU”. Pero, pudo más su inteligencia, su talento, su rigor, su disciplina espartana y, por sobre todo, su tenacidad y perseverancia, propias de un hombre de principios y convicciones, todoterreno, con una profunda fe cristiana que profesa y practica sin fanatismos o fundamentalismos estériles, pues los abomina así en la religión como en la política. No faltará quien lo catalogue como pragmático, alejado de los ideologismos partidistas; pero, en mi modesto concepto él participa más bien del eclecticismo integrador, como lo entiende Karl R. Popper. Por ello, es difícil de encasillar o rotular, como se tiende a hacer por quienes practican el maniqueísmo, máxime en una sociedad tan polarizada como lo está en este momento la estadounidense.

AL ESTILO LINCOLNIANO
Después que a mediados de diciembre pasado se reunieron los 536 delegados que integran el Colegio Electoral para formalizar su elección, Obama como Presidente electo empezó a ejercer y a mostrar sus dotes de estadista, encarando con firmeza desde ya los nefastos efectos de la crisis económica más pavorosa de los Estados Unidos desde la Gran crisis de los años treinta del siglo XX. Por fortuna la 20ª enmienda de la Constitución, que data desde 1933, recortó el período de interinidad entre la fecha de la elección y la de la posesión que antes se prolongaba por más de cinco meses, porque ante la gravedad de la situación, como afirma el propio Obama, “necesitamos acción y acción ahora”, inmediata. Cada día que pasa la crisis se agudiza, se complica y sus consecuencias son más catastróficas; por ello, se apresuró a armar su gabinete rápidamente y lo hizo sin reparar en las diferencias políticas que antecedieron su elección.
Él, al igual que Lincoln, integró un “equipo de rivales”, al cual cooptó figuras representativas tanto del partido Demócrata como del Republicano, todas ellas con amplia trayectoria y lo encabeza nada menos que la Hillary, que fue su enconada contendora en las primarias del partido demócrata para la nominación de su candidato. No han faltado las críticas y los dardos a este inesperado viraje, pues justamente el eslogan de su campaña, el cambio es posible, auguraba un relevo generacional y político radical. Pero, pensará Obama que el palo no está para hacer cucharas, que le esperan, como lo dijo él, días difíciles. El mensaje implícito en esta decisión es claro: “es necesario usar las mejores ideas, vengan de republicanos o de demócratas, para superar los problemas”[2]. Él dirá con Ortega y Gasset que “el hombre es él y sus circunstancias, sino las salvo a ellas tampoco me salvo yo”. No hay, entonces, pábulo para la improvisación ni tiempo que perder; hay que actuar ya y con tino, a riesgo de decepcionar la obamanía que está en todo su furor. Ojalá con Obama se cumpla el aserto de Shakespeare, en el sentido que “estamos hechos de la misma madera de los sueños”.

DE LA PESADILLA AL SUEÑO AMERICANO
El 20 de este mes, fecha esta conocida como Inauguration Day, se cumplirá con el rito de la transmisión de mando y Obama asumirá como el 44º presidente de la Unión, relevando en el cargo a Bush, el Presidente más impopular y desprestigiado de los últimos 80 años de los EEUU, según encuesta de CNN; más que Nixon y Truman, que ya es mucho decir. Pero, el paralelismo de Obama con Lincoln no termina en la conformación de su equipo de gobierno, sino que al igual que él hace ya casi 150 años ha hecho el mismo recorrido en tren para tomar posesión del cargo, partiendo desde Filadelfia, cuna de la independencia de los EEUU, hasta la Union Station en Washington. Y, de contera, en la ceremonia de investidura, también jurará sobre la misma Biblia que lo hizo el Presidente de los EEUU número 16, el labrador que abolió la esclavitud, igual que él proveniente del Estado de Illinois. Su discurso, Un nuevo nacimiento de la libertad, según ha trascendido, será del mismo corte del Discurso de Gettysburg pronunciado por Lincoln, uno de los más célebres y breves de la Historia.

LOS RETOS DE OBAMA
Obama, el primer Presidente negro de los EEUU no la tiene fácil y le tocará enfrentar muchos retos. Llegó la hora de la verdad. Lo más urgente, que es buscar salidas a la recesión económica lo obligará a priorizar en su agenda las acciones en este frente; algunos analistas consideran que la misma se prolongará más allá de 2009, independientemente de las medidas que se tomen. De lo que se trata es de evitar su agravamiento y de paliar sus efectos mediante un plan de choque. Hace sólo dos años la tasa de desempleo fue 4.4% y en diciembre ya estaba en 7.2% (¡!); En sólo 2008 se perdieron 2.6 millones de puestos de trabajo, lo cual es una barbaridad! De allí su decisión de pasar por el Congreso, ahora de mayorías demócratas, un Plan de rescate por US $825.000 millones, el cual viene a sumarse al de US $700.000 millones que está en plena ejecución. Pero, a diferencia de este último, que se enfocó más a salvar a Wall Street, el Plan Obama busca apoyar al ‘Main Street’, al hombre de la calle, a la economía real. 2/3 partes de tales recursos se utilizarán para realizar inversiones y el resto para reducir impuestos. Insiste mucho Obama en que el manejo de tales recursos se hará con total transparencia, para tomar distancia con respecto a los turbios manejos de su antecesor. A diferencia de la administración Bush, en la que el 40% de las reducciones de impuestos votados por el Congreso favorecieron a las personas con ingresos superiores a los US $300.000 anuales, esta vez se trata de ayudar a los más necesitados. Esta reorientación de los beneficios tributarios tiene un hondo sentido social, pero también económico. Como lo afirma el Nobel de Economía Paul Krugman, “Tuvimos una economía muy próspera bajo el gobierno de Clinton con una tasa de impuestos sobre las rentas superiores al 39.6% y una economía menos próspera con Bush a pesar de una tasa del 35%”.
A partir de la próxima semana el Congreso comenzará a darle trámite de urgencia la Ley de Reactivación e Inversión estadounidense del 2009. La misma contempla un ambicioso programa de Inversiones en energía limpia y eficiente, ciencia y tecnología, la modernización de carreteras, puentes, transportes y vías navegables. La reducción de impuestos se encaminará a remunerar el trabajo y crear empleos. Como lo afirma el reciente Comunicado de la Cámara de Representantes, “Sin este Plan de Reactivación, estamos advertidos de que el desempleo podría alcanzar el 12%. Con la adopción de este plan estaremos frente a un gran déficit público en los años venideros. Sin él, el déficit sería devastador y estaríamos ante el riesgo de caos económico”.

DEL UNILATERALISMO AL MULTILATERALISMO
A los desafíos planteados por la recesión económica se vienen a sumar otros no menos preocupantes, los cuales tendrá que abocar con toda decisión y sin tardanza. Se destacan entre ellos: uno de los compromisos de campaña más rotundos fue el del retiro de las tropas norteamericanas de Irak, al tiempo que se propone reforzar el pié de fuerza en Afganistán. Se propone cerrar en forma inmediata esa vergüenza para los EEUU, que es en lo que se ha convertido la prisión en la Base militar de Guantánamo, tanto más urgente habida cuenta de la providencia de la Corte Suprema de Justicia, contraria a su permanencia. La crisis del sistema de salud, con más de 46 millones de personas por fuera del mismo, como si se tratara de un país del tercer mundo, reclama una pronta solución. Estamos a sólo un año de que concluya el plazo estipulado en la Cumbre de Bali para concretar los acuerdos para arribar a la segunda fase del Protocolo de Kyoto contra el cambio climático[3], razón por la cual la administración Obama deberá apretar el paso en este, que es uno de los temas de la predilección del entrante Presidente. Tendrá que vérselas también con el conflicto del Medio Oriente, en estos momentos en plena ebullición, merced a la andanada arrasadora y desproporcionada de la máquina de guerra de Israel en contra de la Franja de Gaza, descargando toda su ira sobre la población civil, a lo cual viene a sumarse el conflicto interno larvado en el Líbano. Tampoco puede desentenderse de las difíciles y complejas negociaciones en curso entre Siria e Israel. No puede perder de vista, además, el envalentonamiento de Rusia, que viene mostrándole los dientes hace rato a los EEUU y a la Unión Europea. La problemática del abastecimiento de gas natural a través de Ucrania es sólo una muestra de ello; todo lo cual viene conduciendo a un calentamiento de la guerra fría. A ello viene a sumarse el pulso que viene sosteniendo los EEUU con Irán y Corea del Norte, tratando de evitar la proliferación de armas nucleares por el peligro que ello entraña para la paz mundial.
Por fortuna, Obama es un convencido de que, como lo ha venido sosteniendo Bill Clínton que “El complejo mundo de hoy no admite soluciones unilaterales”. En este aspecto se espera por parte de la comunidad internacional que haya un giro de 180 grados respecto a la arrogancia, la prepotencia y el unilateralismo que caracterizaron a la administración Bush, con lo cual le ha infligido un daño enorme a los Estados Unidos[4]. Respecto a América Latina, en su entrevista con Felipe Calderón, Presidente de México, anunció que le dará la vuelta a la página, vaya a saberse en qué se traducirá. En todo caso con Bush las relaciones de los EEUU llegaron a su punto más bajo, por lo que es de esperar que ahora se puedan recomponer, sobre todo teniendo en cuenta que sus relaciones exteriores tendrán como principal protagonista a Hillary Clinton, de la que hablan bien sus antecedentes, especialmente sus posturas en el Congreso. Le queda por delante, además, la ímproba tarea de reconstruir la confianza y la respetabilidad perdidas dentro y fuera de los EEUU y tendrá en la promoción y respeto de los derechos humanos su primera prueba de fuego. Amanecerá y veremos!
Bogotá, enero 19 de 2009
http://www.amylkaracosta.net/


[1] Ex presidente del Congreso de la República
[2] Barack Obama
[3] Amylkar D. Acosta M. Más allá del Protocolo de Kyoto. Diciembre 24 de 2007/ De Bali a Bangkok. Abril, 6 de 2008
[4] Amylkar D. Acosta M. La Cumbre Light. Noviembre, 16 de 2008